Para este último encuentro Fernando Marías se reunió con Vanesa Monfort, novelista, dramaturga y periodista cinéfila, y Agustín Díaz Yanes, cineasta cinéfilo, para hablar sobre Memoria emocional y psicoanálisis creador. Marías se refugió tras las preguntas: ¿De dónde surge la primera vocación creadora? ¿Cómo marcan películas y novelas el camino del creador?
Para Vanesa
Monfort dos de las películas que la marcaron en su infancia y la dirigieron
a ser lo que es hoy fueron La historia
interminable, porque "mi primera crisis existencial fue ver que La
Nada avanzaba sobre nosotros..." y Amadeus. Cuando su madre le confesó que ese Mozart que estaba
representado en la película no era como el real, al que ella idolatraba, le encantó
eso de que "tu profesión pudiera ser mentir". Así, entre dedicarse al
cine, la política o a la literatura, eligió esta última y escribió novelas como
Mitología
de Nueva York,
ganadora del Premio de Novela Ateneo de Sevilla 2010.
Agustín Díaz
Yanes
estaba fascinado con las películas inglesas de la II Guerra Mundial, hasta que
descubrió el primer largometraje de la trilogía de El padrino. Grupo Salvaje,
la mexicana Toreto o La huella ejercieron también influencias
importantes, pero fue el film de Francis
Ford Coppola el que
le rompió todos los esquemas: "Me planteé seriamente lo de ser cineasta porque nunca podría llegar a ese nivel".
Recordaron también algunas películas que sienten se
sobrevaloraron en su época, como American Beauty, Farenheit, Blow up o
Ciudadano Kane, por ser, como la denominó Borges, "demasiado genial". Algunas celebridades de los "recuerdos cinéticos"
de Díaz Yanes que también marcaron su camino fueron "el gran Bertolucci"
y la que señaló como "la última diva de Hollywood", Julia Roberts. Los primeros rostros del Cine por los que se vió cautivada Vanesa Monfort fueron Katharine Hepburn y Leonardo DiCaprio.
En lo referente a la literatura, Monfort se vió
influida por esos libros que te permitían elegir entre sus páginas tu propia
aventura, todos los trabajos de Roald Dahl,
o el relato El viejo y el mar, de Ernest Hemingway, que todavía
le sigue transmitiento la misma emoción. El guardián
entre el centeno, Un día perfecto para el
pez plátano, ambas obras de J. D. Salinger, o El lobo estepario, de Hermann Hesse, que acuerdan como libros
generacionales, les han marcado en mayor o menor medida.
Por cierto, recordar a algunos de los artistas y
cinéfilos que han pasado por estas conversaciones, entre ellos Vanesa Monfort y
Agustín Díaz Yanes, su promesa a Fernando
Marías de obsequiarle la colección completa de algunas series como A dos metros bajo tierra, The wire o Deadwood, a las que se refirieron como las nuevas sucesoras de las grandes
obras maestras cinematográficas, ya que el novelista admitió que
"Alf" era la única y última serie completa que había visto.
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