domingo, 24 de noviembre de 2013

El triste olor de la carne. Hiperrealismo cinematográfico


Hablamos con Cristobal Arteaga, director de la cinta El triste olor de la carne. Un largometraje filmado en un único plano secuencia de 87 minutos, tras los pasos agónicos de un hombre que se ve afectado por el drama actual de los desahucios.

Cristóbal Arteaga en el FICXixón 51.

¿Qué es El triste olor de la carne? Es la historia de un hombre y las decisiones que tendrá que tomar en los 90 minutos previos a su desahucio. Eso es lo que se ve en la cinta, pero el trasfondo es mi reacción instintiva a un sistema capitalista que amenaza con destruir todo resquicio de humanidad y diálogo en la sociedad. Un sistema que nos ha separado y que cada vez nos confunde más. Esta película habla de la verguenza que me da pensarnos como una sociedad que es capaz de anteponer la rentabilidad empresarial al ser humano. Y de esa falsa verguenza a la que nos ha impulsado un sistema que nos ha enseñado que valemos lo que tenemos, y en el que fracasar no está permitido.

La realidad social actual te ha inspirado el filme. ¿Es tu caso o estás ligado a algún movimiento social que lucha contra esta situación? Quiero dejar claro que el filme no está ligado ideológicamente al movimiento Stop Deshaucios o 15M. No va por ahí. Pero sí retrata una crisis más profunda que la económica. Una crisis de valores. La inspiración viene de la equivocación del discurso sobre la rentabilidad económica, cuando el coste social y humano está siendo altísimo. Han eliminado de la definición de economía la parte que contenía su vertiente social y se han quedado solo con la que concierne a los beneficios de mercado.

Tu proyecto es de muy bajo presupuesto y financiado gracias al crowdfunding. ¿El tratamiento audiovisual de la película obedece a la necesidad de abaratar la producción? Para nosotros no había otra posibilidad que rodar en plano secuencia, pues es la manera más fiel a la realidad y le da a la película una intensidad especial. La cámara en este filme es un testigo silencioso. Se enciende cuando empieza la película y se apaga cuando termina, acompañando al personaje en todo momento sin juzgarlo. El Triste olor de la carne es un película que está desarrollada desde un punto de vista realista, casi documental, que pretende transmitir, de manera cercana y ajena a concesiones estéticas, la situación que estamos viviendo.

Entonces este detalle que puede llegar a molestar, o ver como deficiencia del filme, es sin embargo un recurso artístico al que recurres conscientemente. Pero puede ser también un ejercicio duro para el espectador esos 87 minutos de plano secuencia con doloroso trasfondo, que por su actualidad puede tocar muchas sensibilidades. ¿Os da miedo el enfrentamiento con el público? Es un experimento. El Cine no tiene porque ser fácil ni entretenido. Animo a los autores a probar todos los caminos expresivos que contemplan. El problema viene si no experimentamos, si no arriesgamos...

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