..no
es Terry Gilliam. O sí?
Lo
sabremos cuando se acabe la maldición
que sobrevuela el rodaje de su película
sobre la obra maestra de Cervantes, que el director ha retomado por
séptima vez y que cree «será
la definitiva». Adaptar al cine el segundo libro más editado y
traducido de la historia, solo superado por la Biblia, de la que ya
manifestó
su propia visión
con el filme La vida de Brian junto a los Monty Python, responde a la
necesidad de crear, al igual que le ocurría
al ingenioso hidalgo, mundos paralelos al real, infinitamente más
amables y hermosos. «Don
Quijote es así, no le gusta cómo es la realidad. Por eso la gente
dice de él que es un lunático.
Entonces yo soy también un loco, porque no me gusta este mundo de
ahora que dice que debemos acabar con los soñadores y centrarnos en
ganar dinero»
Adelantó
el título
de la esperada película,
«El hombre que mató
a Don Quijote», en la masterclass que llenó
la sala de alummnos, algunos de ellos muy aventajados como Santiago
Zannou, Elio Quiroga o Bill Plymptom. ¡
Oh, gran maestro, instrúyenos!,
le pedía
literalmente el alumnado. Y él no defraudó.
Terry Gilliam dio cosejos a través del relato de su vida, de la que dice a sus 74 años
puede acabar ya en cualquier momento. «Puede que no llegue a la hora
de la comida», concluye con una gran carcajada. Se afloja el
quimono, saca las tablas de la ley de su cine y
dice:
1.
Nunca trabajes por dinero. Trabaja en lo que te motiva y más si
tienes talento para ello. Quizás serás más pobre pero también
más feliz y tu vida más emocionante.
2.
Es importante estar disponible. Saber llegar en el momento adecuado.
Cuando de joven llamé al director de la revista HELP me recomendó
no ir a verle a Nueva York porque no había trabajo. Fui de todas
formas pues me interesaba mucho ese trabajo. Cuando entraba por la
puerta de la oficina despedían al asistente del director y me
ofrecieron su puesto.
3.
No creo en las escuelas de cine, sí en el ensayo y error. Tras Los
caballeros de la mesa cuadrada, yo era joven y arrogante. Pensé que
ya lo sabía todo, y me puse solo a rodar. Ahí fue cuando realmente
aprendí. Con los errores. Por ejemplo ahora grabas algo con tu
móvil, lo editas, ves que es una mierda y haces otro... así
aprendes todo el proceso. Lo importante es distinguir lo que tienes
que hacer de lo que no.
4.
Habla con tu equipo. Tratar de persona a persona y ver si estamos
haciendo la misma película es importante. Igual que ponerte de
acuerdo antes de empezar el rodaje y hacer un buen casting.
5.
Empujo a la gente de mi equipo a trabajar hasta los límites,
siempre y cuando conozca estos límites de antemano. Me obligué a
conocer todos los pasos del proceso de una película e implicarme en
ellos, desde el que coloca el primer clavo. Solo así puedes exigir.
Jesús Palacios y Terry Gilliam. |
6.
Defiende tu idea. los empresarios del cine no tienen ni idea.
Rechazaron La vida de Brian mil veces y luego fue número uno en
taquilla. Me fui de Hollywood porque los ejecutivos eran como
moscas cojoneras y pasé de ellos para llevar a cabo los proyectos
que quería realmente hacer. Pero para eso se necesita mucho apoyo
de tus compañeros de rodaje. En mi caso Bruce, Brad, Johnny y
Benicio fueron siempre un gran apoyo.
7.
Robar es mejor que adaptar. Toda mi vida he sido un ladrón. Suelo
robar ideas a todos los cineastas y artistas, pero mejor a los que
están muertos, sino te llevan a juicio. Con esto quiero decir que
lo que plasmo en mis películas está en mi imaginario. Cojo los
ingredientes y los dejo reposar. Parece que mis filmes son
originales, pero en realidad son collages de lo que he visto.
8.
Si quieres hacer algo propio la clave del éxito es conseguir hacer
la película con un presupuesto reducido y lograr la implicación de
quien va a participar en ella. En Hollywood lo que interesa es hacer
películas cuanto más caras mejor. Cuanto más dinero invierten en
ellas, más gente aparece dispuesta a invertir, aunque el producto
final no tenga ningún interés, salvo el de hacer dinero.
9. Sé
original. Las películas se están convirtiendo en productos, una
nueva versión del Big Mac. En Hollywood los ejecutivos van
añadiendo a tu película elementos supérfluos en al guión hasta
que ya no es tu película. Cuando quieres que tu proyecto tenga
éxito escuchas a demasiada gente y la capacidad del filme se pierde
reduciéndolo a elementos comunes, perdiendo todo tipo de seña de
identidad individual. Actualmente lo que vemos en cartelera son
secuelas. La industria se ha acomodado. Por eso prefiero inspirarme
en otras artes como la arquitectura, la literatura y la pintura.
10.
«La película
es el dios al que servimos» hasta que la acabamos. Hay que estar
dispuesto a desaparecer en el proceso. No hay egos, solo el objetivo
de lograr la mejor película
posible. Es como una experiencia religiosa, desapareces ante algo más
grande. Cada película
que hago me la planteo como la única
que voy a hacer en mi vida, por eso me comprometo al 100%.
¿Se
atreverá el maestro
Gilliam, tras acabar con El Quijote, con Gabriel García
Márquez y Cien años de
soledad?
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