Oxana Shachko, de Femen, en el Festival Internacional de Cine de Gijón. |
Su potente imagen ha llegado a la gran pantalla de la mano del director suizo Alain Margot, con un largometraje documental que se estrena en España en el Festival Internacional de Cine de Gijón. 'Je suis Femen' es la cinta que recorre la historia y filosofía de este movimiento, personificado en la lucha de la artista plástica Oxana Shachko, una de las fundadoras del grupo en Ucrania, lugar de nacimiento de esta organización.
Margot y Shachko presentaron su película acompañados del movimiento feminista de Gijón Les Comadres. La exhibición vino enmarcada en la actividad que este grupo lleva años desarrollando tanto dentro como fuera del festival, Pantalla para un debate, en la que apadrinan una película que tenga que ver con la mujer con el objetivo de reivindicar el papel de las féminas en el cine. De estos debates se fraguó el documental colectivo "Yo decido. El tren de la libertad", que trata el tema de la manifestaciones que tuvieron lugar en España a principios de 2014 en pro de mantener la actual ley del aborto. Faltó a la cita Inna Shevchenko. Otra de las cuatro mujeres que fundaron Femen en Ucrania y que ahora, al igual que Shachko, vive exiliada en París a la espera del estatus de refugiado político. La falta de papeles impidió volar a Shevchenko, pero como no existe la palabra frontera para este colectivo, Shachko cruzó a pie la que separa Francia de España para llegar al encuentro.
Un movimiento que traspasa fronteras
Y
es que gusta de traspasarlas.
Oxana pasó
de pintar iconos religiosos de vírgenes
a convertir su propio cuerpo desnudo en lienzo de protesta. Fue
durante su estudio de la religión
católica,
pues "quería
ordenarse monja", cuando se dio cuenta de que "nunca podría
defender esta religión
patriarcal". A partir de entonces puso su arte a disposición
de la revolución. "El
arte no es solo forma y negocio, tiene un reflexión detrás
y yo he dedicado mi talento a crear Femen", sostiene.
Son
totalmente conscientes de que transmiten una imagen paradójica,
y que no todas las mujeres aceptan su forma de entender el feminismo. Se defiende: "El arte siempre se ha centrado en la figura femenina
y
la ha representado desnuda, convirtiéndola habitualmente en objeto.
Nosotras hemos utilizado esto para darle una nueva dimensión". Y prosigue: "No hay lienzo más
bonito que el cuerpo desnudo de una mujer y más
si está
dispuesta a denunciar a través de él los problemas de la sociedad
que la rodean, consciente de su sexualidad, libre e independiente".
El
objetivo es crear impacto estético, lo que saben gusta a los medios
de comunicación,
de los que se sirven: «Hoy en día
las imagenes más
potentes son las fotografías
difundidas a través de los medios. Por eso necesitábamos
encontrar un elemento que realmente destacase para difundir nuestro
mensaje». Su puesta en escena funciona. "Existimos
desde hace 6 años, y aunque llevábamos
a cabo acciones similares ni la polícia
nos perseguía
ni estábamos
amenazadas. Fue hace 3 años cuando el mundo empezó
a escucharnos, a través de nuestro cuerpo desnudo, incluso más
allá
de las fronteras de Ucrania".
Soldados dispuestos a cumplir su misión
No
es un juego. Los riesgos que asumen
los miembros de la organización son altos. Por ello se
entrenan física
y psicológicamente
para afrontar cada una de las acciones con cierta disciplina
militar.
Y no es para menos: "Estas
mujeres arriesgan a cada paso que dan su integridad física
y moral", argumenta el director. Además
de exponerse a duras penas de cárcel,
están
amenazadas y en
Bielorrusia estuvieron a punto de matarlas en un par de ocasiones. "Nos metieron a Inna
y a mí
en un furgón
y nos llevaron al bosque. Creímos
que nos iban a violar y matarnos después. Pero nos abandonaron
desnudas y maniatadas durante horas en la nieve, hasta que alguien nos
encontró",
relata Shachko
ante la mirada atónita de Les Comadres.
Estos
episodios, en vez de alejarlas de su objetivo, parecen reforzar sus
convicciones. "El documental llega hasta el momento en que estalla el conflicto actual entre Ucrania y Rusia. Afortunadamente las expulsaron antes del país, si no estoy seguro de que estarían muertas por algún francotirador", confirma el director del filme. El
mismo Margot pasó
a ser una especie de agente secreto de Femen durante los tres años
en que rodaron el documental. Con
la excusa de la producción
examinaba los lugares en que tendrían
lugar las acciones y estudiaba por donde podrían
colarse las activistas, además
de conseguir los visados para escapar a Europa con la excusa del
rodaje, que pudo finalizar "gracias a los sobornos posibles en Ucrania debido a su corrupción campante".
El activismo como herramienta para resolver problemas en el mundo
Antes
de verse obligadas a abandonar Ucrania, creen que han dejado huella
en su país: "Cuando
comenzamos nuestra actividad a través de
Femen había
un miedo generalizado a salir a la calle a protestar. Las únicas
revueltas que hubo fueron durante la encarcelación
de Timochenko,
pero instigadas por el propio gobierno que pagaba a
estudiantes o personas con pocos recursos económicos
por unirse a las marchas".
"Ahora
no es momento para el activismo en Ucrania envuelto en un conflicto
armado, pero es una herramienta que puede ayudar a resolver muchos
problemas en el mundo". Concluye con esta llamada a multiplicar el movimiento que ya se ha internacionalizado y calado en países como España "siempre de forma independiente".
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